Se presenta una joven narradoraCROMOSMA ZEl día viernes fui parte de la terna de invitados que habló del libro de cuentos de Jennifer Thorndike, Cromosoma Z. Fue una situación imprevista en la que me comprometió el activo editor de Bizarro Editores. Reconozco que incialmente leí el libro con esa decidia a la que te lleva la rutina de leer muchos libros y borradores de autores noveles. Muchas veces, esas historia están llenas de anécdotas personales que se agotan en el propio espacio vivencial del autor, pero que no logran trascender. Sin embargo, luego de leer los primeros cuentos de Cromosoma Z, entendí que estaba frente a un conjunto de cuentos de una excelente calidad. Me gustó.El asunto es que el libro asume la temática lésbica y, quizás, para muchos, allí se centraba la riqueza de este libro. Si bien es cierto que eso es verdad, como es verdad también la finura y habilidad con la discurren las historias, de manera que el tratamiento evita el sendero del erotismo explicito y la curiosidad básica, el libro es bueno por razones tan contundentes como su habilidad narrativa. Tanto el lenguaje como el planteamiento estructural, así como la manera de manejar los puntos de intensidad a fin de llegar al propósito de buen cuento: que la historia te cautive y que te tenga al tanto de ella hasta el final, se cumplen en muchos de los cuentos de esta joven narradora. Alguien me exigía que aceptara que lo valioso era el contenido temático y que estaba evitando el asunto. Cuando un escritor es bueno, sabe explorar sus propios demonios y los de su contexto, con eso diseña su universo narrativo, para eso se necesita talento, para ser verosímil. A eso hay que agregar que un escritor es bueno cuando le agrega un esfuerzo para que la palabra y la estructura innoven tanto como el contenido, y que el contenido, en su conjunto, se conviertan en una historia redonda. Ese el escritor que me parece bueno. Felicitaciones a Jennifer Thordinke.