Chela De Ferrari es la mujer del teatro en el Perú. Ella y su equipo de trabajo son los responsables de que en Lima podamos ver teatro de alta calidad; ella y su equipo son los responsables que en nuestra ciudad exista un dinamismo en las salas de teatro solo antes visto hace muchas décadas. Comprender que la competencia, sana y leal, no solo beneficia al público, sino a los mismos teatros, fue un paso importante para que este año que ya termina obras como La celebración, En casa / en Kabul, Amadeus, Arsénico y encaje antiguo, Morir de amor, entre muchas más, nos hayan conmovido. De esta manera, las salas de teatro tuvieron más actividad que nunca y se convirtieron en una alternativa importante al cine o a algún concierto. Es más, a las representaciones que pude asistir me conmovía que las salas estuvieran llenas. Leo con mucho entusiasmo, casi impaciente porque ya estuvieran en escena, el repertorio planificado, ahí un detalle más de su profesionalismo, para el 2009.Es un año muy bonito. Empezamos en febrero con la comedia española “El Método Grönholm” que va a dirigir Sergio Llusera. Luego Marian Gubbins va hacer “Copenhague”, es una obra seria muy interesante, que cuestiona muchas cosas. Enseguida, Alberto Ísola dirigirá otra comedia: “Esperando la carroza”. Y después “Las brujas de Salem”, que dirige Juan Carlos Fisher. Para los más chicos van a haber dos obras: “Un incierto concierto” de Marco Mühletaler y “Las disparatadas aventuras de Doña Desastre” de Nishme Súmer.
“El Método Grönholm” de Jordi Galcerán
Cuatro candidatos al puesto de ejecutivo de una multinacional se enfrentan en la entrevista final. Pero aquí no hay entrevistador, sino que poco a poco deben descubrir quién es realmente quién. El Método Gronholm es la obra teatral revelación surgida del Teatro Nacional de Cataluña en el 2003.
“…diálogos fulgurantes, situaciones que cambian de rumbo en el instante más inesperado, interés que no decae y un final sorpresa que contiene otra sorpresa en su interior: carcajadas, hay muchísimas, pero la tensión es constante ” (El País, de Madrid). Comenta Jordi Galcerán: …“La idea de la obra nace de una anécdota real. En una papelera de Barcelona se encontraron una serie de documentos en los que un empleado del departamento de personal de una cadena de supermercados había anotado sus impresiones sobre las posibles candidatas a un puesto de cajera. Los comentarios estaban llenos de frases machistas, xenófobas y crueles del tipo “gorda, tetuda…”, “moraca, no sabe ni dar la mano…”, “voz de pito, parece idiota…”, etc. Aquel empleado, escudado en la sagrada misión que le había sido encomendada, se creía con derecho a emitir y poner por escrito aquellas sandeces sobre una serie de personas a las que no conocía de nada. El hecho de tener el poder para otorgarles o no un trabajo lo legitimaba para ser cruel, implacable. Imaginé a esas pobres chicas intentando dar una buena imagen de si mismas, una imagen empresarialmente correcta, intentando hacer lo que creían que se esperaba de ellas, dispuestas a soportar incluso pequeñas humillaciones para conseguir ese trabajo que necesitaban.” Comenta Daniel Veronese: …“Hasta dónde puede llegar el esfuerzo de un candidato para obtener un puesto de trabajo soñado? Y por otro lado ¿cuáles son los verdaderos límites del proceso de selección seriamente propuesto por una empresa líder? El juego entre los aspirantes se irá convirtiendo a lo largo de la obra en un combate de sentimientos, ambiciones y envidias, siempre en los límites entre la realidad y la ficción, entre la verdad y la mentira. Ese es el juego Gronholm. Un juego que nos hace saber que, allí dentro, no importa quiénes somos ni cómo somos, sino lo que aparentamos ser. Nuestra auténtica identidad no le importa a nadie, quizás ni a nosotros mismos.”“Copenhague” de Michael Frayn
El 6 de agosto de 1945, después de la rendición de Alemania, un avión de las fuerzas armadas de los Estados Unidos arrojó la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres días después, la operación se repitió en Nagasaki. Ambas ciudades fueron devastadas. Hubo cien mil muertos y cerca de doscientos mil heridos. Japón se rindió. Fue el final de la guerra y el principio de otro orden en la conciencia de la humanidad. Para llegar a la construcción de ese diabólico artefacto, la bomba atómica, hubo un largo proceso de investigación científica en el que participaron las mentes de los físicos más brillantes de la primera mitad del siglo XX. En ese proceso se sustenta la inquietante historia que relata el dramaturgo ingés Michael Frayn en Copenhague. Más precisamente alrededor de un encuentro, rodeado de misteriosos interrogantes, que tuvieron en esa ciudad dinamarquesa dos científicos que contribuyeron de manera decisiva en la investigación de la fisión del átomo y la mecánica cuántica, descubrimientos que posibilitaron la realización de la bomba: el danés Niels Bohr (1885/1962) y el alemán Werner Heisenberg (1901/1976), ambos ganadores del Premio Nobel (Bohr en 1922, Heisenberg, diez años después). Claro que el trágico suceso de Hiroshima y Nagasaki, con el saldo de vidas perdidas y las secuelas físicas y mentales en los sobrevivientes, trajo aparejadas otras consecuencias inmediatas: la carrera armamentista mundial basada en la fabricación y acumulación de explosivos capaces de liberar la energía atómica y la nunca despejada -desde entonces hasta hoy- incertidumbre de la humanidad ante la posibilidad de una conflagración en la que se utilice indiscriminadamente ese satánico arsenal Alberto Montesanti. “No sé cómo será la tercera guerra mundial -dijo Albert Einstein- pero la cuarta será con palos y piedras”. Este fue el cargo de conciencia, la culpabilidad, que acosó a algunas de esas mentes brillantes. Y de eso también habla la obra.«Esperando la carroza» de Jacobo Langsner
Susana, agobiada por las intromisiones de su suegra, Mamá Cora, quien vive con ellos desde que se casó con su hijo Jorge hace cuatro años, acude, desbordada, a la casa donde la suegra crió a sus hijos y en la que continúa viviendo otro de ellos, Sergio, con su esposa Elvira y su hija Matilde. Allí también encuentra a Antonio, otro de sus cuñados, con Nora su mujer, quienes han ido de visita. Pero el pedido de ayuda de Susana y Jorge desencadena el conflicto central… ¿Quién se hará cargo de Mamá Cora?«Las brujas de Salem» de Arthur Miller
Las brujas de Salem o El Crisol (The Crucible) escrita en 1953. Está basada en los hechos que rodearon a los juicios de brujas de Salem Massachusetts en 1692. Miller escribió sobre el evento como una alegoría del «maccarthismo» que sucedió en los Estados Unidosen los años 1950. En inglés el título de la obra es The Crucible, que literalmente puede ser traducido como El Crisol. Un crisol es una cavidad en los hornos que recibe el metal fundido. El crisol es un aparato normalmente está hecho de grafito con ciero contenido de arcilla y que puede soportar elementos a altas temperaturas, ya sea el oro derretido o cualquier otro metal, normalmente a más de 500ºC. Algunos crisoles aguantan temperaturas que superan los 1500ºC. También se le denomina así a un recipiente de laboratorio resistente al fuego y utilizado para fundir sustancias. Se emplea para extraer los elementos puros de las imperfecciones a través del calor. En la obra, John Proctor se enfrenta a un proceso que pone en peligro su propia vida, y cuando prefiere morir a traicionar su conciencia se aprecia que él también ha atravesado el fuego para acabar purificado. En el prólogo de la obra el propio Miller señala que ha empleado cierta licencia poética para condensar el número de personas involucradas en los procesos, y que ha aumentado la edad de Abigail de 12 años para que el argumento pudiera salir adelante. Enfatiza que su objetivo es mostrar la naturaleza esencial de uno de los episodios más extraños y horribles de la historia de la Humanidad. Esta historia está bien documentada en los registros de los juicios de la Salem de hoy.