Con relación a lo publicado en 2016 en nuestro país, tengo la impresión de que hubo una gran actividad. Por supuesto, todavía no tanto como en otros países en donde las publicaciones suelen alcanzar cifras de ensueño que van de la mano, obviamente, con el gran número de lectores. Sin embargo – aun cuando no tengo a la mano las cifras que lo respalden – considero que, poco a poco, la publicación de libros y el número de lectores están aumentando en nuestra agitada nación.
He aquí algunos datos que apoyan mi afirmación: el aumento de ventas y de asistentes a la Feria Internacional del Libro; también en las múltiples Ferias que se han organizado en el interior del país y a las que han asistido muchos escritores con la mejor voluntad; lo mismo, el esfuerzo de algunas editoriales jóvenes que se vienen arriesgando con nuevos escritores a quienes lanzan al mercado contra viento y marea.
Por supuesto que todo lo mencionado no se libra de errores. Ciertamente, hay mucho que corregir. Las críticas al respecto ya se han dado durante todos este año (con poca o excesiva acidez). En estos casos, lo mejor – recomiendo – es escuchar con paciencia y buena onda, porque de toda crítica se pueden obtener ideas para mejorar el siguiente año. Por ejemplo, hay que reconocer que no todo lo publicado ha sido trabajado con la suficiente minuciosidad, y esa es responsabilidad de editores y de escritores. Un libro publicado queda perpetuado como una propuesta artística en donde, por cierto, ya no hay retorno, y si una obra de arte busca la perfección (aunque esta sea solo una abstracción), entonces deberá guiarnos una gran responsabilidad mientras trabajamos nuestros libros. Mejorar la calidad de los libros – tanto en contenido como en edición – es un reto para el siguiente año.
De otro lado, tampoco ha marchado bien el acceso a la difusión de los escritores noveles y, a veces, ni tan novatos. Se entiende que los medios de comunicación estén supeditados a los niveles de aceptación de un público ansioso y poco reflexivo, pero que marcan los ratings, y por eso, probablemente se recurre a los escritores de trayectoria conocida. Sin embargo, los responsables bien podrían intentar un riesgo en su programación, una propuesta en donde se alternen nombres que “venden” (en muchos casos porque se lo merecen largamente) con la apertura a los nuevos escritores con buenas propuestas. ¿Cómo? Pues – allí está el reto – con el esfuerzo de investigación que se espera de un buen periodismo cultural.
Y hasta aquí, punto a la reflexión. Esperemos que la movida literaria siga mejorando en 2017. Es más, todos los que estamos vinculados a ella (desde escritores, editores, periodistas, críticos y lectores), hagamos nuestro mejor esfuerzo para superarnos.
Por mientras, les dejo la lista de libros que me interesaron este año y, también, una buena relación de libros que no alcancé a leer, pero que quedan de tarea para estos días de verano en donde (entre sudores y dictado de clases con amenazadora onda de calor) nos pondremos al día. Una vez más, mil disculpas con todos los libros que haya omitido. Una vez leí una nota del buen Alonso Cueto en donde hacía unos cálculos que demostraban que las veinticuatro horas del día de toda una vida, no alcanzaban para leer todos los libros que se quería.
Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara, 2016. Dice un resumen: Si hay un tema que permea, que impregna toda la historia, es el periodismo, el periodismo amarillo. La dictadura de Fujimori utilizó el periodismo amarillo, el periodismo de escándalo, como un arma política para desprestigiar y aniquilar moralmente a todos sus adversarios. Al mismo tiempo, también está la otra cara, cómo el periodismo, que puede ser algo vil y sucio.
Aun cuando no la ubicaría entre las grandes novelas de nuestro premio Nobel, disfruté de la lectura. Entiendo que recibió muchas críticas, seguro que algunas atinadas. Sin embargo, tengo la impresión de que hay un retintín de antipatía contra el lado político y controversial de Vargas Llosa que parcializa su valoración como escritor. Creo que si la esta novela la hubiera escrito otro autor, no se hubiera sido tan severo con ella.
Algo más, una obra usa aspectos de la realidad para trabajar una ficción, no es su obligación ser un informe histórico ni una fotografía de las locaciones.
Alonso Cueto. Editorial Planeta. 2016. Un personaje llamado Ángel que vive de mala gana. Trabaja como vendedor en una tienda de Surquillo, que prefiere la soledad a pesar de tener un hermano que lo aprecia mucho. Se entretiene participando en peleas algo clandestinas en donde a veces pierde y en otras ocasiones gana. Aunque todo parece indicar que es, más bien, un acto de expiación por algún pecado que lo agobia silenciosamente. Un buen día, entra a la tienda una mujer a la que había matado unos años antes, cuando era un soldado destacado en la zona de conflicto contra los subversivos. Lo que le sorprende no es tanto verla viva sino que ella no lo reconozca. A partir de ese encuentro se desata toda la historia y se desembalsan todos los sentimientos y remordimientos contenidos.
Esta novela cierra la trilogía sobre la violencia terrorista vivida en el Perú y el tema de la reconciliación. Este último, un asunto muy mal tratado en estos tiempos. La hora azul y La pasajera son las novelas anteriores que forman la trilogía. Considero un gran aporte literario de Alonso Cueto quien cumple largamente con su compromiso social desde su lado artístico. A leerla, si acaso se le ha quedado en la bandeja.
Gustavo Rodríguez. Editorial Planeta, 2106. En la novela se cuenta la historia de una asesora política Paula Patricia Yáñez, (La Papaya), quien intenta llevar a la primera dama de un país a la presidencia, pero que en el camino descubre que su ex pareja, una estudiante llamada Loreto, se había involucrado sentimentalmente con otro de los candidatos. Esta situación genera un conflicto no solo en las emociones de la asesora; en general, se activan una serie de circuitos a través de los cuales se descubre el lado aciago en el que se mueve la política. Desfilan una serie de personajes, desde candidatos, periodistas, empresarios que se involucran en conspiraciones para favorecer a unos o a otros, según sus intereses. No hay héroes ni villanos definidos. Como suele suceder en estos ámbitos, todo se mueve en un espacio gris.
La novela alcanzó un valor adicional porque coincidió con el periodo de elecciones que se vivió este año en el país. Sin embargo, hay que anotar que este hecho resultó solo una peculiar coincidencia. Se sabe bien que el proceso creativo, la redacción y la corrección de una buena novela toman su tiempo, el que se necesite, sin concesión alguna con otro asunto que el de su propia maduración literaria. Disfruté de la lectura largamente. Felicitaciones a Gustavo.
Fernando Ampuero. Editorial Planeta, 2016. Sobre el libro dijo Alfredo Bryce Echenique: Los cuentos de Fernando Ampuero me han dejado absolutamente convencido de que nuestro inmenso y tan querido Julio Ramón Ribeyro tiene ya el gran sucesor que se merece como autor de cuentos.
De acuerdo. Solo me queda agregar que leer los cuentos de este escritor de oficio te deja la grata impresión de haber invertido bien el tiempo. Las historias fluyen con total naturalidad. Esa fluidez es consecuencia de un meticuloso trabajo narrativo.
Quisiera agregar, como dato complementario, y para destacar el oficio de Fernando Ampuero, que en algún momento me enteré de que estaba sumergido en la dirección de quince revistas (por eso de que hay trabajar para el sustento); sin embargo, aún en ese tiempo de ajetreada labor, Fernando seguía escribiendo y publicando con la disciplina que ya quisiéramos muchos.
Recomiendo la lectura de este libro y de sus otras novelas. Entonces compartirán mis amistosas apreciaciones.
Gunter Silva. Fondo Editorial de la UCV, 2016. La novela narra las vicisitudes de Tiago Molina en el contexto de los años ochenta o noventa. Es decir, en aquellos años en los que el Perú estaba a punto de consumirse por el fuego de la violencia subversiva y la cruenta respuesta de un Estado irracional. Tiago Molina puede ser cualquier joven de aquella época viviendo su proceso de aprendizaje en un mundo en donde la injusticia, la desigualdad y corrupción parecían haber tomado control de cada estamento del país. El personaje es, de muchos modos, parte de esa – mal denominada – generación perdida.
De otro lado, hay que agregar que es una novela contada desde la reminiscencia, desde los recuerdos que se han ido seleccionando y, probablemente, no siempre se concuerde con la perspectiva que se plantea. Pero eso es lo interesante de la literatura. Esta puede evocar una etapa de nuestra historia, pero filtrada con los temores, los fantasmas y las nostalgias del narrador.
Si aún no la ha leído, a darse un tiempo. Por si acaso, un cuento de Gunter Silva aparece en Cuentos Peruanos Contemporáneos.
Iván Loyola. Editorial Cuadernos del Sur, 2016. Los cuentos de este libro transcurren en diversos escenarios, varios de ellos en ambientes peruanos. Las historias van desde una misión secreta que transcurre en una atmósfera que malicia un misterioso desenlace, Narra también el reencuentro de un hombre con su pasado, luego resulta que ese reencuentro no solo se refiere al regreso físico, sino a algo mucho más profundo y simbólico. En otro cuento hay un rescate que se complica. En el siguiente relato se cuenta una extraña fascinación por una mujer de formas extravagantes que marca la vida del personaje. Con igual eficiencia, se cuenta la historia de un naufragio cuya explicación descubre un drama personal. El cuento que le da el título al libro, trata sobre la fascinación por conseguir una imagen de Dios.
En todos ellos, hay una impecable prosa. Es evidente la habilidad para la organización de sus relatos y el mérito – en este caso – de haberle brindado a todos los cuentos una misma tonalidad y (como dice en la contratapa) un eje contundente: el juego del poder en sus distintas versiones. Mis congratulaciones a Iván.
Cuando quieran un cuento suyo en Cuentos Peruanos Contemporáneos.
Lenin Solano. Serial Ediciones, 2016. Si bien la novela de Lenin se publicó ya antes en Lima, es importante resaltar la edición hecha en España y que se presentó en Barcelona este año. En el año de su edición en Perú, la novela obtuvo una mención honrosa del VI Premio de la Cámara Peruana del Libro de Novela Breve.
A decir de Ronald Arquíñigo Vidal: La novela nos permite acceder al escenario más fúnebre que habita en París, la llamada “Ciudad Luz”; acaso el único lugar donde un hombre puede transitar como en un parque de la mano de su pareja, aunque rodeado de tumbas antes que de geranios. Dos detectives de origen peruano, con las ideas más confundidas que otra cosa, buscarán determinar las causas de los crímenes para descubrir la identidad del homicida en una novela que avanza como el vuelo rápido de un cuervo asustado. Los capítulos son breves, fluidos, manifiestamente concesivos con el lector (sin que esto sea un aspecto negativo), pues muchos de nuestros autores en la actualidad apelan al peso de la poesía en la narración para darle gravedad a lo escrito construyendo así una pradera dura de abusos barrocos donde el lector pueda retozar en el lenguaje, aunque con más impacto en los ojos cansados que en la fluidez de lo leído. Bien por Lenin Solano.
Ricardo Sumalavia. Editorial Estruendomudo, 2016. En uno de sus comentarios, La Mula dice sobre el libro de Ricardo: Enciclopedia Plástica aborda una serie de relatos donde se tocan temas personales y familiares hasta el absurdo existencial. Dividido en siete capítulos y unas generosas reflexiones sobre el microrrelato, el libro compone una narración alimentada por el vacío y los espasmos literarios. Lanzando retazos de imágenes como de reflexiones para ser agarrados al vuelo por un interesado lector. Ningún tema es ajeno, y como una enciclopedia -esos enormes libros separados en tomos en la que se intenta abreviar el conocimiento de toda una civilización- expone entre la poesía y la filosofía (rango difuso donde hay demasiada conjunción) aquello que es cercano al hombre, y no sólo lo expuesto a lo circunstancial sino también las consecuencias de lo superfluo y mundano. Otro detalle que podemos destacar es el vacío del libro, abundante espacio visual en las hojas nos dan la impresión de estar por leer un poemario que no es. El descanso entre las páginas contribuye a construir en silencio la circunstancia o drama de lo leído. Felicitaciones Ricardo.
Igualmente, un cuento de Ricardo en Cuentos Peruanos Contemporáneos.
Cronwell Jara. 2016. Título singular de su reciente libro. Novela breve, de aproximadamente centenar y medio de páginas, que relata la existencia miserable y prodigiosa de una barriada junto al río, cuyas bases son decantadas por el fluir permanente del agua y que está derrumbándose, casa por casa, las cuales resultan arrastradas por el torrente y desaparecen, hechas pedazos irrecuperables, entre el lamento de la pérdida material y el dolor nostálgico de los recuerdos albergados entre sus desaparecidas paredes.
Ahí, en ese barrio, entre la pobreza, la podredumbre y la inseguridad viven varios faites. La novela trata sobre uno de ellos, que es el Faite, o sea el faite de faites, el invencible, el indiscutible.
Faite es una palabra que algunos suponen una adaptación del inglés fighter (luchador), tal vez. Sin embargo, en la novela asume la valoración semántica más aceptada en el país. Es quien se gana el liderazgo y el respeto de los demás en el mundo delincuencial, a punta de valentía, hazañas y hasta de cierto heroísmo.
Si bien algunos han comentado la poca evolución narrativa en la novela de Cronwell Jara, es decir, que es un escritor cuya técnica se ha detenido en un tiempo pasado, discrepo de esas opiniones. Una obra es buena si conmueve, si capta, si sumerge al lector en su ficción. No importa si ha recurrido a experimentos arriesgados y novedosos o si, simplemente, ha apelado a las “viejas” formas. Vale la calidad del producto. A leerla cuando puedan para que saquen sus conclusiones.
En 1984, Guillermo Niño de Guzmán publicó Caballos de medianoche y la respuesta fue una pequeña conmoción: no son muchas las veces en las que es posible disfrutar la aparición de un libro de cuentos tan logrado de un escritor novel. La crítica se encargó de señalar el diestro manejo de la técnica narrativa del autor, aquella que, por citar a Hemingway —de muchos modos presente en este volumen—, enseña que en un relato es tan importante lo que se cuenta como lo que se esconde. O en palabras de Mario Vargas Llosa, quien prologa el libro: «El narrador de sus historias sabe callar a tiempo y no dice nunca una palabra más de lo estrictamente indispensable para que el lector, estimulado por ese juego de sombras chinas, se sienta obligado a intervenir y a completar las historias. En todas ellas lo más importante y decisivo no es lo que se dice sino lo que se sugiere y deja adivinar».
Celebro la reedición de este contundente libro de Guillermo. Para cuando quieran, un cuento suyo aparece en «Cuentos Peruanos Contemporáneos«.
Juan Manuel Robles. Editorial Seix Barral. 2016. Esta novela indaga en la memoria desde la certeza de no poder recordar. Iván Morante se muda a Nueva York para escribir sobre su infancia en la escuela de la embajada de Cuba, en Bolivia. La historia es así de simple: un hombre encerrado en una habitación empieza a recordar su niñez. Este acto aparentemente inofensivo se convierte en el relato de una persecución de espías, líderes comunistas y caudillos muertos. A los siete años, Morante parece haber sido testigo de una revelación histórica y ahora, mucho tiempo después, debe enfrentarse a ella como un analista de su propia mente. «Nuevos juguetes de la Guerra Fría» es esa exploración de la memoria errática y difusa que nos pertenece, pero que siempre está huyendo de nosotros.
Joe Iljimae. Editorial Paracaídas. 2016. Los cuentos de Los Buguis tienen una carga que de tan solo leerlos se evocan aquellos tiempos junto a la patota de amigos. Las anécdotas se sienten más cargadas cuando tienes como escenario un mundo tan distinto al que estás acostumbrado. Cuando eres niño y no hay preocupaciones, uno se siente dueño de las calles junto a tus amigos y deseas que tu libertad se extienda hasta en las horas de colegio. Joe no nos muestra el ámbito académico, lo evade. No importa qué pasó en un aula, vamos a nuestro mundo, a lo nuestro, a la calle y a las aventuras de la infancia.
La distancia con la periferia te ayuda a construir las mejores anécdotas e historias. Joe encuentra también en el puquio, los cerros y el excremento utilizado como balas los instrumentos suficientes para hacerlas. Desfilan personajes como Elías y Fernando, Mayta, los Bw Bw. Son personajes que conocemos en nuestra vida, personas tan similares, pero lejanos. La libertad y la rebeldía se convierten en palabras que impregnan su libro con un tono de realidad como en la vida de todos.
Anotó este libro por recomendación de Danny Barrenechea, estudioso del tema literario e incansable lector. Él me ha motivado a leerla lo más pronto. Así lo haré.
He anotado al licenciado en Lengua y Literatura, José Lalupú Valladolid, nacido en Chulucanas, Piura, escritor respetado en el Norte del Perú, principalmente por la referencias que me alcanzan de él amigos escritores como Miguel Ángel Arbildo. Si lo dice Miguel, hay que tomarlo en cuenta, y pronto he de hacer un comentario mayor sobre la novela. Por lo pronto transcribo la siguiente nota:
Libro de cuentos que se configura en tiempo quebrado, al igual que en todo el conjunto. El relato inicial es una historia de enamorados que dejan de serlo y por medio de fotografías se logra ingresar a la evocación de cuitas que se han tenido con una chica misteriosa. Más no es solo un recuento del anecdotario idílico entre dos corazones embebidos de cándidas diversiones y placeres, sino que una muestra una cómplice de una convivencia de tres.
El comentario de Roque Ramírez Cueva ( a quien pido disculpas por la edición, dado el espacio) analiza seriamente cuentos como Etemenanqui en donde el narrador vuelve con su voz testimonial desde el nosotros y el yo, y nos traslada a los universos exóticos de la nación hoy castigada por el águila imperial de esta hora, al sagrado irak, a la antigua Babilonia, emulando los lances de la princesa bíblica Sulamita con un guerrero asirio, deslizándose en los sueños nuestro jurel.
A leerla tanto por su propuesta, como por la necesidad de integrar a los escritores de todo el país.
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EN FIN, SE ME QUEDAN VARIOS LIBROS y el espacio se acaba. Ciertamente tengo otros tantos en la bandeja de lectura para el verano. Como ya dije, tengo algo de tiempo extra en el verano y me deleitaré mucho. Les dejo los títulos y la promesa de hablar pronto de ellos. Si alguno de los lectores tiene lecturas que se me hayan pasado y que quisera comentar, las páginas de esta Zona están a su disposición.
UN GRAN AÑO 2017 PARA TODOS USTEDES