LA INTOLERANCIA Y LOS DOGMAS
La intolerancia ha sido la causa de demasiados daños a lo largo de la historia; a pesar de todo, ésta no ha disminuido gran cosa aun en el presente. La intolerancia, como un tentáculo más de las ideas fundamentalistas, ha recorrido nuestra historia con su mano siniestra y asesina. Ha perseguido, torturado y matado a quienes han tenido la osadía de pensar diferente, de plantear ideas discrepantes, de manifestar expresiones artísticas críticas.
En ese sentido, comparto plenamente mi oposición a cualquier ideario político, religioso o artístico que se sustente en el fundamentalismo, en el credo a ciegas, en la defensa irracional del dogma. Si es verdad que uno de los derechos fundamentales del hombre es la libertad, es decir, la libertad para elegir, para pensar, para expresar sus ideas, entonces hay lamentables situaciones que están atentado contra ese solo principio absoluto. Me refiero a las ideologías, de cualquier tipo, incapaces de aceptar la confrontación, el debate y la oposición. De alguna manera, la búsqueda de la verdad es una batalla infinita; sin embargo, es una de las columnas más sólidas en donde se sostiene la evolución cultural del hombre.
Esto viene a propósito de una nota en el suplemento cultural
La Ñ del diario La Nación en donde se da cuenta otro caso de veto a una obra literaria por considerarla denigrante para la religiosidad musulmana.
La editorial Random House Mondadori decidió no publicar La joya de Medina, la flamante novela de la periodista Sherry Jones que iba a salir a la venta el próximo 12 de agosto. «Recibimos la advertencia de que la publicación del libro podría ser ofensiva no sólo entre la comunidad islámica sino que también podría incitar actos de violencia por parte de un pequeño segmento radical», señaló un directivo de Random House. «Recibimos la advertencia de que la publicación del libro podría ser ofensiva no sólo entre la comunidad islámica sino que también podría incitar actos de violencia por parte de un pequeño segmento radical», señaló un directivo de Random House.
La novela reconstruye la vida A’isha junto al profeta islámico, desde que era apenas una niña y hasta la muerte del líder religioso. Jones aseguró que está muy sorprendida luego de enterarse en mayo pasado que la publicación iba a ser pospuesta indefinidamente. «He escrito deliberada y conscientemente con todo respeto sobre el islam y Mahoma (…) y creía que mi libro contribuiría a acercar posiciones», alegó.
El editor Thomas Perry, por su parte, señaló en un comunicado que la compañía había recibido «la advertencia de que la publicación del libro podría ser ofensiva no sólo entre la comunidad islámica sino que también podría incitar actos de violencia por parte de un pequeño segmento radical».
Claro, el recuerdo de las represalias por las caricaturas danesas de Mahoma que dejó muertos en distintos países en 2006 es un recuerdo demasiado fresco para los europeos. Ahora bien, no es un asunto contra la religiosidad musulmana, por supuesto; es un asunto de princpios contra esa vieja actitud humana que busca imponer sus ideas por la fuerza y que pretende eliminar con la violencia todo aquello que descubra sus falencias.