Hace unos días leí, con mucho cariño y respeto, la novela póstuma de Gabriel García Márquez, «En agosto nos vemos», y me doy por satisfecho.
Aun antes de comenzar a leerla ya tenía presente la advertencia (y las disculpas) de los responsables de la edición quienes señalaban que la novela no alcanzó a tener el visto bueno del autor. Gabo la consideró inconclusa y, quizás, hasta fallida. Por lo tanto los lectores estábamos prevenidos.
Sin embargo, para los «hinchas» de García Márquez (como mi persona) lo que importaba era reencontrarse con esas sus palabras que, a pesar de todo y sobre todo, aún mantenían la magia de su prosa. La historia de Ana Magdalena Bach y sus viajes hacia la tentación solo eran la excusa para escuchar a Gabo.
Algunos «hinchas» no tenemos ganas de criticar ni hallarle las debilidades de nuestro campeón, solo lo aplaudimos de principio a fin.
Si publicaron la novela por afanes económicos o para lograr algo de presencia mediática, es lo de menos. Ya hay demasiada trapería y maledicencia en el presente para encharcarnos en otro chismorreo.
La novela narra se enfoca en contar los discretos viajes que hace Ana Magdalena Bach a una isla del caribe. En principio, el viaje parece explicado como una rutina para recordar a la madre muerta, pero entre el ir y venir, hay un momento en el que viaje se convierte en una aventura con cierto talante erótico. Después de la primera aventura extramarital, algo se desata en lo interior de Ana Magdalena Bach que la impulsa a buscar nuevas experiencias. Sin embargo, lo que se percibe desde, casi un inicio, es la búsqueda de algo más intenso que un encuentro voluptuoso y fortuito. Ana Magdalena es – en la medida que lo permite la retórica de la novela – el encarnado ejemplo de alguien que se busca la esencia de su propia identidad.
Narrada con la singular prosa de García Márquez la novela alcanza a bocetear un gran proyecto que, lamentablemente, que García no logró continuar por la mezquindad del tiempo.
Me alegro de haber leído «En agosto nos vemos» del gran Gabriel García Márquez.