Camilo Marks, desde El MercurioCRITICA A DANIEL ALARCÓNSobre la novela Lost City RadioApenas uno se aleja de las noticias, la agenda se llena de notas no siempre agradables. Desde el Mercurio de Santiago de Chile, Camilo Marks lanza una hepática crítica sobre el libro Lost City Radio del peruano Daniel Alarcón. Ahora bien, no es cosa de arañarse con una crítica negativa; pero cuando ésta apela más a una apreciación casi personal, sin mayor respaldo argumentativo, entonces es necesaria una recusación. Más aún cuando las afirmaciones que niegan la calidad de la novela no son explicadas, sino tan solo adjetivadas. El respaldo argumentativo es lo mínimo que se espararía de una crítica sería. Parte de la nota de Marks, dice: Alarcón es bilingüe y Radio Ciudad Perdida fue concebida en la lingua franca del mundo de hoy con el título Lost City Radio; tal vez porque el novato hombre de letras no se siente seguro en español, la traducción al castellano de su ficción ha estado a cargo de Jorge Cornejo. Sea lo que fuere, el hecho importa poco a la hora de juzgar los méritos de esta obra, que bien pudo haber sido redactada en swahili, húngaro, serbocroata o ucraniano. A decir verdad, son escasos. En general, el texto es estilísticamente pobre, reiterativo, opaco, sin ningún rasgo particular que lo distinga de cientos de productos similares forjados a medio camino entre la internet, la wikipedia o el you tube y el esfuerzo denodado por crear algo desconcertante, con vagas y muy genéricas alusiones políticas, económicas y sociales (…) Alarcón sabe o parece saber que una intriga de casi 400 páginas no puede sustentarse sobre la base de episodios como los descritos. Al respecto, Faverón, desde su Puente Aéreo, anota unas ideas en torno al tema, ideas que respaldo plenamente: «Marks luce ofendido a priori por la fama de Daniel, y da la impresión de derivar sus opiniones a partir de ese rechazo, antes que a partir de su comprensión de la novela. De hecho, la crítica de Marks no expresa ningún indicio de comprensión del texto que comenta. Marks solo alcanza a decir que los conflictos narrados le resultan «difusos hasta lo ininteligible» y que el propósito de la novela no es claro. Eso amerita una explicación de parte del crítico: ¿cuál es el propósito que debería, a su juicio, albergar la novela? ¿El hecho de que él confiese no entender el libro es suficiente para juzgar el libro como malo o es, más bien, una razón para juzgar a Marks un crítico incompetente? Resumo el punto: un libro puede ser, en efecto, gratuitamente difícil, complicado sin razón, o puede ser simplemente inconducente o carecer enteramente de coherencia. Y Daniel Alarcón, por cierto, como cualquiera otro de sus colegas, puede escribir un libro así. Pero afirmar todas esas cosas sobre una novela amerita explicar en qué se funda la observación. De lo contrario se está fijando un estándar insusitado: malo es lo que no sea entendido por la mente de Camilo Marks. Para saber qué tal funciona la mente (profesional) de Camilo Marks (como crítico) no necesitamos una tomografía: basta con lo que podamos intuir de ella cuando la vemos funcionar: un crítico debería ser, siempre, como mínimo, capaz de explicarle a sus lectores de qué trata el libro que comenta, cuál es el entramado ideológico de ese libro y cómo es que el libro tiene o no tiene éxito en su construcción. Marks no lo hace…»Hay unas lineas en donde Marks indica, a modo de desdén: «El texto es estilísticamente pobre, reiterativo, opaco, sin ningún rasgo particular que lo distinga de cientos de productos similares forjados a medio camino entre la internet, la wikipedia o el youtube y el esfuerzo denodado por crear algo desconcertante, con vagas y muy genéricas alusiones políticas, económicas y sociales. Sólo quiero acotar que, aun cuando no encuentro en la novela de Alarcón esa supuesta fabulación abrumada de internet, wikepedia o you tube, no veo por qué sería malo que un autor recurra a dichos elementos siempre y cuando contextualicen nuestra cultura contemporánea. En fin, a quienes no hayan leído la novela de Daniel, lo invito a leerla para cotejar las apreciaciones de este crítico.