MURIÓ ESCRITOR J.B ADOLPH
Aun cuando nació en Stuttgart, Alemania, José B. Adolph es definitivamente un escritor peruano por sus cuatro costados. No solo porque vivió aquí desde muy niño, sino porque su peruanidad saltaba a la vista en todo su quehacer artístico y periódistico. Legalmente fue ciudadano peruano desde 1974. No obstante, su presencia – pólemica y su producción prolífica – ya tenía larga data. Ahora, a los 74 años, la muerte se lo lleva con total discreción. Probablemente no puedan convencerlo por mucho tiempo, ni en el espacio inexorable de la muerte, de que ya no podrá inventar sus tantas historias con las que vivía casi bulrándose de la realidad.
Quienes lo conocimos, quienes leímos sus cuentos y sus novelas nos sentimos conmovidos. Quienes hayan leídos su artículos periódisticos, su página casi constante en Caretas, sus declaraciones casi paraliterarias también lo van extrañar. Porque no hay mejor cosa que la discusión, cuando ésta es inteligente aunque nos cause picazón y molestia.
Tuvo una amplia labor literaria que abarco casi todos los géneros. En cuentos, solo por mencionar El retorno de Aladino (Lima, 1968), Hasta que la muerte (Lima, 1971) , Cuentos del relojero abominable (Lima, 1973), La ronda de los generales (Lima, 1973), Mañana fuimos felices (Lima, 1974), La batalla del café (Lima, 1984), Mañana, las ratas (Lima, 1984), Un dulce horror (Lima, 1989), Diario del sótano (Lima, 1996). En 2003 publicó Los fines del mundo. En novela “La ronda de los generales” (Lima 1973) . “Un ejército de locos” (Lima, 2003), entre tantos otros.
En el
blog de Fernando Tuesta Soldevilla, éste agrega
que José Adolph cultivó la ciencia ficción, un género raro en la literatura peruana, frecuentó el cuento, la novela y el teatro. Era enemigo de la solemnidad, reclamaba tomarse menos en serio el papel de escritor, pero alentaba a su público a pensar. Su última producción tiene un título premonitorio, quizá: Es sólo un viejo tren (2007)
ADIOS, J.B. ADOLPH