El aceite usado de cocina que echamos por el desagüe malogra no solo la cañerías, peor, contamina los mares y mata la vida. ¿Qué hacer? Pues, por lo visto, ahora hay algo práctico con que se puede contribuir.
Primero una introducción al problema.
La contaminación es uno de los problemas ambientales más importantes que afectan a nuestro mundo y surge cuando se produce un desequilibrio, como resultado del agregado de cualquier sustancia al medio ambiente, en cantidad tal, que causa efectos adversos en el hombre, en los animales, vegetales o materiales expuestos a dosis que sobrepasen los niveles aceptables en la naturaleza.
Las fuentes que generan contaminación más graves son los industriales, por ejemplo los frigoríficos, la actividad minera y petrolera; del mismo modo los productos comerciales a través de las envolturas, empaques y otros; los agricolas con los efectos tremendos de los agroquímicos; las fuentes móviles con la nociva combustión del monóxido de carbono; y también los domésticos, sí los domésticos, aunque nos hagamos los desentendidos. Contaminamos cuando arrojamos a la basura común los desechos de envases no biodegradables, las pilas, las colillas de los cigarrillos y – aquí viene la razón de esta nota, cuando nos desahcemos del aceite doméstico que usamos para la cocina. Muchos de estos contaminantes destruyen las formas de vida para siempre, y otros tardarán en desintegrarse miles de años. El plástico se desitengrará entre cien y mil años. Más grave aún, el tecnopor que se usa casi diaro – atención – nunca se desitengra, y son millones y millones de envases los que se botan a diario.
No hay nada que objetar, la contaminación ambiental viene carcomiendo nuestro ecosistema, lo viene haciendo lenta, pero implacabelemente. Por supuesto que hay mucha información acerca de ello. Es solo cuestión de indagar un poco en los documentos serios que vienen alertando sobre hechos concretos a través de muchos medios. Si no lo ha hecho – lo dudo – hágalo.
La contaminación ya no es un problema solo para las generaciones venideras, es un problema mortalmente actual. Y a pesar del peligro inminente, la apatía que muestran los habitantes de este nuestro único mundo estremece y asusta.
Ahora bien, por supuesto que se debe hacer algo, y claro que se está haciendo. No será mucho, pero el ciudadano común y muchas agrupaciones vienen presionando a los gobiernos e instituciones mundiales para que asuman este problema con la seriedad que corresponde. Sin embargo, aun se puede hacer mucho más desde la sencillez de nuestras casas: evitar en lo posible el uso elementos contaminantes que luego tendrán que ser arrojados a los rellenos o al mar es nuestro primera obligación.
En ese sentido, se aplaude la inciativa que encuentro en el diario La República sobre el destino que se le puede dar al aceite doméstico. El aceite usado de cocina que echamos por el desagüe malogra las cañerías, contamina los mares y mata a los peces. ¿Qué hacer? Pues en Lima hay una empresa que los recolecta y los envía Europa en donde los convierten en biodiésel o en jabones. Algo es algo.
Atención basta un litro de aceite de cocina para contaminar hasta mil litros de agua. Aun cuando no hay una fuente fidedigna, se calcula que se han producido 270, 000 toneladas, de las cuales – con esta campaña- se ha importado 38,000. El resto, pues a sigue destuyendo nuestro único lugar de vida.
Por lo que entiendo hay una compañía que acopía el aceite usado de frituras que se desecha en muchos negocios del comida en el país. Hay un registro de unos tres mil establecimientos. Sin embargo, hay algo más, desde julio de este año, por primera vez, hay un contenedor público de aceite en la Plaza Cáceres de San Isidro; desde setiembre se ha instalado otro en la Plaza de Armas de Surco Viejo y luego otro frente a la Municipalidad Distrital de Mi Perú. El objetivo, por supuesto, que todos despositemos el aceite residual de nuestras cocinas.
Una buena, muy buena medida. Esperamos que pronto se instalen estos contenedores en todos los distritos de Lima del país. Y que haya una disposición colectiva a contribuir con ello. No es lo único que se puede hacer, pero es una manera importante de participar en el cuidado de nuestro planeta.
Ya lo saben, no contaminar el ambiente con el aceite usado en nuestras cocinas, entre otras tantas cosas que se pueden hacer.