Me enteré del fallecimiento del doctor Estuardo Núñez, como muchos, a través de los medios de comunicación que – con mayor o menor sentimiento – daban cuenta del deceso de tan insigne peruano.
Luego, encontré comentarios más sentidos en las redes sociales porque, después de todo, quienes se dan tiempo para escribir en esas páginas no tienen otra motivación sino que la de compartir sus sentimientos con determinada noticia. Y había una pena sincera en todos los ámbitos por la partida del maestro. Finalmente, también me encontré con algunos amigos que habían tenido el honor de haber conversado, en uno que otro momento, con don Estuardo y todos mostraban su sincera tristeza. Había partido un peruano ilustre.Yo no tuve el honor de haber conversado con él, pero tuve el privilegio de haberlo escuchado y de haber leído parte de su amplia y valiosa obra escrita. Por eso, cuando días después, la infatigable Amalia Cornejo me pidió que
escribiera una nota sobre el doctor Estuardo Núñez acepté con el mayor gusto y distinción.