La poesía es un género en el cual camino con sumo cuidado. Mientras más la leo, más seguro estoy de que es una dimensión en donde la palabra adquiere otra consistencia. Peor aun cuando la escribo. Y eso que intento y borroneo muchas estrofas, pero siempre me quedo con la sensación de ser un mortal que trabaja con la palabra y que puede hasta darle una forma efectiva en la cadena verbal, pero que está vetado para hacer un fina ofebrería con ella. Mis poetas son tan disímiles que podría povocar escozor en los entendidos; pero qué importa, son mis poetas cuyos libros están más cerca de mi mesa y como si fueran la línea de un telefono privado me comunican inmediatamente con viejos amigos. Esos son para mí Juan Gonzalo Rosse, Carlos German Belli, Mario Benedetti, Alberti, M. Hernández, César Vallejo, Huidobro. Menciono a los que alcanzo a ver desde donde escribo. Cada uno de ellos ha convertido a la palabra en algo más que un valor semántico dentro de una secuencia. Ha refundado un mundo en donde la palabra vive en otros espacios. Denisse Vega Farfán me envía un correo y también la dirección de su página: http://matrizmusical.blogspot.com/. Navego por su blogs y me da la tentación de postear unos de sus poemas. sueño que disparohacia cientos de disparossoy una escopetay mi corazón la última balaque ocultada entre marismashedores rosáceosbostezos de fantasmasaguarda su eclosiónen el centro del pechode quien lo necesite