A propósito del premio de Caretas, que en una obligación feliz hace que los escritores cuenten una historia en mil palabras, pero no en mil diferentes, sino solo en mil, recordé aquella entrevista a Marco Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, donde establecía que en promedio los hablantes usamos 300 palabras para comunicarnos. Sí, 300 de 283 mil palabras. Seamos matemáticos en un tema de lenguaje: ¡Usamos aproximadamente el 0,10% de las posibilidades del idioma! Es decir, la lengua española en realidad es un océano inmensurable, y nosotros apenas la gota en un gotero. Son 300 las palabras que en promedio usa una persona común y corriente, alguien de a pie que con la educación escolar bastó y sobró; una persona culta, especulemos que sean las personas que leen los periódicos, algunas novelas, revistas especializadas o alguna página en internet, cerca de 500. Un novelista, digamos una persona dedicada a la literatura que escribe y lee, lee y escribe, usa unas 3000 palabras. Cervantes usó 8000 palabras, es decir, cerca del 3% del idioma del cual es padre. Entonces, para este escribidor que estará rozando apenas las mil solo me queda volver al diccionario y aprender, y aprender, que es una manera de querer nuestra lengua.
Como académico de la lengua, ¿usted es un apocalíptico o un integrado?
Un integrado. No hay que asustarse: el idioma cambia siempre, de generación en generación. Va modificándose porque es un organismo vivo. Quedarse en el pasado significaría convertir al español en una lengua muerta. Las academias se dedican a la defensa del idioma, a difundirlo y a lograr que cada día se hable más.
¿El académico del idioma es una especie de cruzado defendiendo la pureza de su territorio impenetrable?
Esto ha cambiado. Las academias son cada vez más permeables. Si dos personas se entienden, está bien. Mucho se habla de la lengua popular y de los lenguajes secretos (o germanía), cuyos códigos no son tan secretos porque siempre se filtra algo y algunas palabras pasan al habla cotidiana.
¿Quiénes son los grandes ‘alimentadores’ del idioma?
El pueblo. En el idioma hay dos tendencias: una conservadora y otra revolucionaria. Se impone la que defiende el cambio. Eso sí, una persona no puede modificar la lengua, necesita de otras. La lengua es una abstracción que está en la cabeza de todos los hablantes, pero en cada uno la realización concreta es muy reducida. Una persona, en su vida cotidiana, utiliza unas 300 palabras; 500, si es culta. Un novelista bueno utiliza tres mil. Cervantes usó ocho mil.
¿Cuántas palabras tiene el Diccionario de la Lengua Española?
Unas 283 mil. El Diccionario Esencial de la Lengua Española -que acaba de salir e incluye solo las palabras que son comunes a todos los países- tiene 50 mil. En el Diccionario del Estudiante hay 30 mil. ¿Sabe cuántas palabras y frases están archivadas en el ‘banco’ del español? Un millón y medio.
¿Cuál es su utilidad?
Es el registro general de los vocablos en español desde 1500 hasta ahora. Con esto se piensa hacer el Diccionario Histórico de la Lengua Española, cuya elaboración tomará unos veinte años. Allí estarán todas las palabras.
¿Internet y el auge de los medios están empobreciendo al español?
No. Después del inglés, el español es la lengua más sólida del planeta. Tiene una capacidad enorme de españolizar palabras de otros idiomas o de rechazarlas si no le sirven. Le doy un ejemplo: mouse está siendo cambiada por ratón. La globalización nos permite conocer, más rápido, las formas particulares de hablar español; algunas de cuyas palabras viajan, como ‘chamba’, que es un mexicanismo.
El lenguaje del chat, lleno de abreviaciones, de ‘emoticones’, ¿son un peligro para el español?
No. Como integrado que soy, le digo que no. Los mensajes de celular son los telegramas de nuestros días. El miedo al habla de los jóvenes es injustificado pero siempre ha existido, incluso en la época de Cervantes. La ventaja del habla culta consiste en que uno se puede comunicar con más personas en cualquier lugar del mundo.
¿Qué piensa del spanglish?
La continuidad del español está garantizada por la comunicación. El spanglish es un dialecto particular que surge por el encuentro de dos lenguas. Esto no es nuevo. Sin embargo, el futuro del español no va por allí, porque está limitado a una zona específica.
¿Cuáles son las palabras más peruanas?
Quizá las que se refieren a la comida: lomo saltado, cebiche, cancha.