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Finalmente se aprobó la creación del Ministerio de Cultura. El video muestra el momento político que da luz verde a la conformación de otro ministerio. No quiero ser aguafiestas, pero nuestra tradición burocrática y política ofrece muy pocas garantías para la correcta viabilidad de tan loable anhelo. No obstante, espero – como muchos otros peruanos – estar equivocándome con tanto pesimismo. Se afirma que el reciente Ministerio de Cultura tendrá como objetivo incorporar a la cultura como un componente clave de las estrategias de desarrollo y vincular las políticas culturales con el conjunto de planes gubernamentales en otros ministerios. Es decir que estaría habilitado para intervenir creativamente en problemas básicos de la sociedad peruana promoviendo el diálogo intercultural, estimulando la creatividad y fomentando la participación de los ciudadanos sin distinciones ni exclusiones de ningún tipo. De otro lado, también tendrá como tarea preservar el patrimonio cultural, promover la investigación sobre el mismo, estimular a las industrias culturales y establecer redes internacionales de intercambios simbólicos. Así, considerándolo en frío, el asunto pinta muy bien. La cultura no es un asunto de simple cuidado del patrimonio histórico. De otro lado, tampoco es solo un sutil sinónimo para disimular un odioso esnobismo de quienes suponen que lo cultural es aquello que han capturado las élites. La cultura implica todas las manifestaciones artísticas y las manifestaciones cotidianas que influyen en el comportamiento de todos los que compartimos este espacio vital. ¿Tendrá este Ministerio la lucidez, la inteligencia y la capacidad material para lograr dichos objetivos? Ya veremos.