¿Se nace escritor o se aprende? ¿Las dos cosas? ¿Primero el talento y luego la transpiración en busca del estilo? ¿Sin talento no hay esfuerzo que valga? En fin, la verdad es que se pueden plantear muchas preguntas al respecto y tener una inagotable discusión en torno al tema. He coordinado algunos talleres de narrativa y me he encontrado con diversas casos que generalmente alteraban cualquier intento por establecer una tabla de valores a modo de guía. De algo sí puedo dar fe, hasta ahora: sin esfuerzo, sin trabajo, sin la constante búsqueda de una voz personal, sin la capacidad autocrítica no hay talento que valga. De lo demás, me abstengo de opinar, al menos por ahora.

Esta introducción viene a propósito del taller de narrativa que convoca la Universidad Científica del Sur para los meses del flamante verano (un poco apagado el clima este año, eso sí). Taller que será dirigido por el escritor e infatigable y polémico editor Max Palacios Cortez. La experiencia de participar en un taller siempre deja un saldo a favor. Aun cuando esto no te garantiza alcanzar la maestría para verbalizar los demonios interiores, te ayuda a ubicarte dentro de las coordenadas por las que camina la imaginería contemporánea. Esto, aparte del aprendizaje o replanteamiento de algunas técnicas narrativas útiles.

Adjunto la publicidad sobre el taller y les deseo toda la suerte y la buena compañía de las musas a Max Palacios y los que participen en dicho taller.