UNA LISTA DE QUESOS
La siguiente nota demuestra que en los asuntos de la cultura humana nada es definitivo y que la historia es siempre un borrador a un punto de corregirse. Esto viene a propósito del idioma castellano del cual se afirmaba que tenía poco más de mil años de existencia, afirmación que se probaba con documentos manuscritos hallados en el monasterio de San Millán de la Cogolla y que datan del siglo X, hasta ahora los documentos más antiguos escritos en esta lengua.
Antes de seguir con la nota, agrego que la existencia del castellano tiene mucho más de diez siglos. El castellano es una lengua romance, es decir, una lengua profundamente influida por el latín, el idioma del poderoso imperio romano cuyo declive comenzó por el siglo V (saquen la cuenta). Lo que sucede es que en el campo de las investigaciones sociales nada se puede afirmar sin pruebas concretas y, claro, lo más antiguo y tangible que se tiene de esta lengua estaba en as glosas de San Millán.
Quienes hayan pasado por algún curso general sobre el castellano – mientras se preparaban para su postulación a alguna universidad – probalemente recuerden vagamente algunos de estos insípidos temas de historia del castellano. Sin embargo, ya lo dije, nada es definitivo. En un artículo de Pilar Infiesta recogido por
Páginas del Castellano, la investigadora afirma que el primer texto en español, anterior a los manuscritos de
San Millán de la Cogolla, hace 1.049 años, le pertenecen más bien a un monje despensero del monasterio de
San Justo y San Pastor, en La Rozuela. Este monje sería quien garabateó las primeras palabras que se conocen escritas en castellano.
Por lo que afirma, se han hallado unos quince renglones de su listado de víveres y entregas de quesos develan el uso de una lengua que vulgarizaba ya el latín y comenzaba a bucear en el romance castellano. El Ayuntamiento de Chozas (León, España) quiere dar fama mundial a ese documento, bautizado como ‘Noticia de Kesos’ y fechado el 24 de enero del año 959, constituyen «una prueba clara de que el alumbramiento de la lengua castellana, o leonesa para muchos, se efectuó en este municipio y no en San Millán de la Cogolla».
Aun cuando no sea una nota trascendente para un mundo actual tan congestionado de noticias impactantes, me llamó la atención que en un pequeño pueblo de España las cosas se hayan alborotado con esta investigación. Es probable que todo cambie en sus vidas y que, a partir de esta noticia, su mundo gire en torno al orgullo de poseer las documentos más antiguos de una lengua hablada por más de quinientos millones de hablantes en más de veinte países. Me pregunto si el despensero aquel, tan ocupado en los quehaceres de su vida, tuvo el más pequeño presentimiento de que cuando estaba escribiendo apurado sus lista de compras, estaba haciendo una lista histórica que volvería leerse con espectación más de mil años después.